El resultado de la elección, sorprendente en su magnitud aunque no en su tendencia, no sólo deja en control del proceso constituyente a quienes nunca lo quisieron. También consolida el resultado del plebiscito de 2022 y pone a la derecha en posición de imponer sus condiciones en el Congreso frente a la agenda redistributiva del Gobierno. No se acaba con esto el ánimo redistributivo en la ciudadanía, pero fracasa el proyecto político que lo impulsó. Republicanos, el gran ganador, por primera vez deberá liderar al país en un objetivo tan relevante como aprobar una nueva Constitución. La proyección de su triunfo dependerá de la capacidad de lograr aprobación ciudadana hacia su conducción de este proceso.