En 2020 adelantábamos que el plebiscito de salida necesitaba un Plan B1, camino que después del triunfo del rechazo, Chile comienza a recorrer. Este resultado podría cerrar un ciclo político en Chile, cuyo inicio encontramos en la campaña presidencial de 2013. En este periodo se iniciaron dos procesos constituyentes (2018, mensaje de la Presidenta Bachelet y 2019, acuerdo post estallido social), se priorizó el pluralismo en el sistema político y tomó forma la idea de cambios estructurales hacia modelos con mayor protagonismo del Estado en pensiones, salud y educación. Todo indica que tendremos un nuevo proceso constituyente, pero con un tono muy distinto, dando prioridad a los acuerdos de gobernabilidad y al cambio confiable por sobre el cambio estructural en derechos sociales, pueblos originarios y recursos naturales, entre otras materias. La ciudadanía se transforma en el principal factor de moderación, dando una nueva oportunidad de relevancia al centro político, cuya capitalización dependerá de sus protagonistas, especialmente en el Congreso.